Primero, comienza por limpiar la imagen. Usa una herramienta de limpieza para eliminar manchas, polvo y otras imperfecciones de la imagen. Esto puede ayudar a mejorar la claridad y la nitidez de la imagen, lo que facilitará la edición.

A continuación, utiliza una herramienta de corrección de color para ajustar la saturación, el tono y el brillo de la imagen. Esto puede ayudar a mejorar los colores y hacer que la imagen sea más atractiva.

Una vez que hayas limpiado y corregido los colores de la imagen, puedes comenzar a trabajar en los detalles del retrato. Usa una herramienta de nitidez para mejorar la nitidez del contorno del rostro y los ojos. También puedes utilizar una herramienta de desenfoque para suavizar las áreas de la imagen que están demasiado contrastadas o que tengan demasiado ruido.

Finalmente, use una herramienta de retoque para suavizar las imperfecciones de la piel y eliminar las líneas finas y las arrugas. También puede ajustar el brillo y el contraste de la imagen para darle un aspecto más uniforme y natural.

Cuando trabajes con una imagen de baja resolución, no olvides que es posible que no obtengas una calidad de imagen tan alta como te gustaría. Sin embargo, mediante el uso de las técnicas y herramientas adecuadas, puedes mejorar significativamente la calidad de la imagen y obtener un buen retrato editado.

En conclusión, editar un retrato a partir de una imagen de baja resolución puede ser difícil, pero no imposible. Mediante el uso de las técnicas y herramientas adecuadas, puedes mejorar la calidad de la imagen y lograr un resultado satisfactorio. Ten paciencia y experimenta con diferentes técnicas hasta encontrar la que mejor se adapte a tu imagen.